El cuarto mayor concurso de la historia en España
El concurso de Isolux es el mayor de una compañía de construcción de los últimos años y de los de más dimensión de la historia empresarial española junto con los de Martinsa Fadesa, Abengoa, Nueva Rumasa, Pescanova o Reyal Urbis. Ocupará, concretamente, el cuarto puesto entre los mayores concursos españoles por detrás de Abengoa (8.900 millones), Martinsa Fadesa (7.200 millones) y Reyal Urbis (3.600 millones).
Isolux recurre finalmente al concurso al no poder acometer una segunda reestructuración de su deuda apenas un año después de que en julio de 2016 fuera rescatada por sus bancos acreedores, que desde entonces controlan la compañía.
El grupo, en ‘preconcurso’ desde el pasado mes de abril, buscaba un socio que entrara en su capital, inyectara fondos y la reflotase. El grupo no lo ha conseguido, si bien en esta última reunión del actual consejo se ha dado cuenta de seis ofertas presentadas por distintos inversores interesados sobre distintos negocios de la división de construcción e ingeniería de la empresa.
La compañía se declarará en quiebra con un ‘agujero’ (un patrimonio negativo) de unos 801,9 millones de euros y una plantilla, tras el ERE pactado el pasado año, de 3.884 trabajadores. De ellos, los empleados de las firmas que solicitarán el concurso son 1.992 empleados, 1.104 de ellos, en España.
La plantilla de la constructora estaba llamada a manifestarse este martes, 4 de julio, a las 11.30 horas, en la sede de la empresa, coincidiendo con la celebración de su junta de accionistas, para exigir un plan de viabilidad que asegure sus puestos de trabajo.
«Sorpresiva desvinculación»
El hasta ahora presidente de Isolux Corsán, Nemesio Fernández-Cuesta, ha atribuido a la «sorpresiva desvinculación» a finales del pasado mes de marzo de uno de los bancos acreedores del proceso de reestructuración que abordaba el grupo como factor que le precipitó a solicitar este martes el concurso de acreedores.
«En enero se iniciaron las negociaciones con los bancos para alcanzar un nuevo acuerdo de financiación, que avanzaron satisfactoriamente hasta que a finales de marzo se produjo la desvinculación sorpresiva de una de las entidades y la decisión del resto de no asumir su cuota de riesgo adicional», explicó Ferández-Cuesta ante la junta de accionistas del grupo en referencia al Santander.
No obstante, en su breve alocución, realizada después de presentar su dimisión, el ya expresidente señaló al negocio convencional de Isolux como origen último de las dificultades financieras que venía atravesando en los últimos años.
Asimismo, indicó que las necesidades de caja que encontraron en la empresa eran «mayores de esperadas», y que «en los últimos años la empresa había asumido cotas adicionales de riesgo» cuando competía por proyectos.
En su discurso, Fernández-Cuesta expuso con detalle las causas de los problemas de Isolux y las medidas abordadas por el consejo de presidía para intentar garantizar la viabilidad de la compañía.
Causas últimas
Del lado de las causas, la última está en los referidos proyectos concesionales, dado que la empresa recurría a financiación bancaria para aportar el capital necesario para desarrollarlos.
Por ello, la compañía desvió caja desde proyectos de construcción hacia los concesionales, lo que provocó retrasos en las obras que acometía, con el consiguiente incremento de costes, imposición de penalizaciones y, en algunos casos, la ejecución de las garantías».
Este hecho, y los mayores riesgos asumidos en algunos proyectos provocaron que «las necesidades e caja de la compañía eran superiores a las esperadas».
Fernández-Cuesta asegura asimismo que los proyectos de energía hacia los que se diversificó Isolux «lastraron gravemente al grupo». Así, el proyecto de biodiésel Infinita, que supuso inversiones de 249 millones se acabó vendiendo por 33 millones, y la filial de termosolares T-Solar, a la que había destinado 240 millones, sólo generó ingresos por 40 millones.
Con todo, después de que en diciembre de 2016 los bancos desembarcaran en su capital como consecuencia del rescate pactado el pasado verano, en enero se emprendieron de nuevo negociaciones con estas entidades parar abordar una nueva refinanciación.
No obstante, ante la referida «desvinculación por sorpresa» de un banco de esta negociación, abocó al grupo a solicitar el ‘preconcurso’ el pasado mes de abril y la situación que arrojaronlas cuentas de 2016 cerradas en julio, llevado al concurso.
Ofertas de última hora
El hasta ahora presidente asegura que «en los últimos meses se han venido trabajando en buscar soluciones que permitieran dar una salida a los proyectos viables de la empresa y, sobre todo, mantener el mayor número de puestos de trabajo».
En este sentido, indicó que en los últimos días se han recibido cinco ofertas de compra por otras tantas unidades productivas, alguna de las cuales contemplan la «absorción del personal directo de los proyectos e incluso de trabajadores de otras áreas».
«Corresponde a los nuevos administradores, al administrador concursal y al juez, enjuiciar, valorar y, en su caso, aprobar alguna o alguna de estas propuestas recibidas que den continuidad a la labor empresarial y a los trabajos de este consejo de administración, que termina hoy su tarea», concluyó Fernández-Cuesta.
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